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NI UNA GOTA MÁS NI UNA MENOS

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Mas medicamentos no actúa mejor y menos tampoco es suficiente. Los medicamentos distan mucho de ser sencillos (aunque los compremos con receta médica), y por ello los laboratorios tardan años en desarrollar versiones que sean lo más seguras posible, siempre y cuando los usuarios nos tomemos la molestia de seguir las indicaciones del médico para su uso.

Un medicamento se compone de varias partes: un principio activo, que es el que actúa sobre la enfermedad o condición que se quiere tratar; unos excipientes, que son el vehículo inerte que ayudan a su absorción, mejoran sabor y le dan forma; y una presentación que es el medicamento propiamente dicho y puede ser en tabletas, emulsiones, soluciones, capsulas, de liberación controlada, prolongada o sostenida, en supositorios, para administración intravenosa, tópica, inhalatoria o en gotas.

La farmacocinética (que son todos los eventos a que es sometido el fármaco por el organismo por el organismo que lo recibe y que evoluciona desde la absorción a la distribución, metabolismo y excreción) y la farmacodinamia (que se refiere a los mecanismos de acción y los efectos del medicamento durante y después de haber sido administrado) influyen en que tanto medicamento llega efectivamente al lugar de destino y si cumple o no su función, y varían según una cantidad de variables. Por ejemplo, la absorción, por solo hablar de uno de los pasos del proceso, depende de la cantidad del principio activo, características fisicoquímicas del medicamento, el tipo de transporte empleado para atravesar las membranas y las características morfológicas y fisiológicas de la ruta por donde se debe absorber.

Hay dos factores que son especialmente delicados al referirse a las dosis y son la eficacia terapéutica y la toxicidad.

UNA GOTICA DE MÁS

En el caso de las gotas pensamos que por ser “poco medicamento”, una gotita no tiene importancia si aplicamos una más o una menos, pero la realidad es que los principios actúan igual que en el caso de una pastilla: si se prescribe una gota, es porque esa es la cantidad que necesitamos, no más, y aplicar tres gotas “por si acaso”, es como tomarse tres pastillas “por si las moscas”.

Hay otras cuestiones que hacen aún más delicado el asunto: el tamaño de la gota puede variar dependiendo de la viscosidad de la solución, del cuentagotas, etc.: por ello se recomienda:

*utilizar siempre la forma farmacéutica prescrita por el médico (emulsión, suspensión, gel, crema).

*utilizar siempre el gotero original, revisar que el gotero no éste roto o sucio (lo que implicaría un cambio en el tamaño de la gota y una posible contaminación de la sustancia) y respetar y seguir las instrucciones de uso, dosificación y frecuencia de utilización.

LOS NIÑOS, UN METABOLISMO ESPECIAL

Los niños tienen un comportamiento farmacocinético diferente, lo que determina absorción, distribución, metabolismo y eliminación diferentes a los adultos. Un niño puede tener 90% de agua que va disminuyendo a medida que va creciendo y esto hace que un medicamento funcione totalmente diferente en él que en un adulto. La acepción que afirma que porque es un niño se le pueda dar la mitad de la dosis de un adulto es falsa y peligrosa, ya que la dosis depende de su edad, tamaño y peso y solo el pediatra puede determinar la cantidad que debe administrarle y cada cuánto. También hay que tener en cuenta que no todas las gotas, jarabes y soluciones pediátricas tienen la misma concentración y si cinco son apenas la dosis en un medicamento, puede ser tóxicos en otro.

Hay que tener especial cuidado con los medicamentos de venta libre. Sedan frecuentemente casos de intoxicación de menores porque las mamas al no ver un efecto inmediato repiten la dosis generando una toxicidad hepática, neurológica o renal en ellos que pueden tener consecuencias en ella a largo plazo.

MEDICAMENTOS TOPICOS ¿SIN PROBLEMAS?

Los medicamentos tópicos si tienen principios activos que se pueden absorber y ser peligrosos, por ejemplo, en el caso de los vasoconstrictores (para los ojos rojos o glaucomatosos) dependiendo de la concentración y cantidad.

Hay que tener en cuenta además que en la zona de la piel es más delgada y tiene vascularización como las axilas, la cara y el periné, o el área debajo de la lengua donde se recomienda frecuentemente aplicar algunos medicamentos y, por lo tanto, hay mayor absorción y mayor velocidad.

Es importante, además, si se van aplicar algunos medicamentos especialmente en los ojos, hacerlo en el orden correcto y esperar entre cinco y diez minutos entre una aplicación y otra para evitar que la segunda gota elimine la primera, antes de que hayan tenido tiempo de actuar. Si se van aplicar una solución y una suspensión, la solución debe aplicarse primero. Si se van a utilizar soluciones y gel, las primeras se aplican primero y luego el gel, preferiblemente diez minutos después.

Tenga en cuenta que es normal que algún liquido se disperse alrededor del ojo y esto no significa que deba aplicar una gota adicional.

FUENTE: Jesualdo Fuentes Gonzáles. M.D. Farmacólogo /Revista Sura